Como a todos los niños me gustaban estas fechas por las vacaciones, la nieve (cuando iba), los regalos, ese ambiente que recreaba mi madre (de origen alemán) y poco mas. Ahora no tengo tantas vacaciones, puedo ir menos a la nieve o mejor dicho, no voy, compro yo los regalos y tengo que colaborar para crear el ambiente. Suprimir el factor sorpresa le quita encanto. Pero, hoy, aun sin nieve, siento la misma alegría que de pequeña viendo el regalo, que hemos comprado. Nos da tiempo y nos ayuda a hacer la vida mas fácil para nosotros y para el. Es muy grande (para un piso convencional) y nos cuesta un poco acomodarla. Pero mis sobrinas no hacen mas que pedir que les demos una vuelta. Sacaremos tiques en la puerta a este paso...
Quizás pase algo guay también en Navidad.
De religión ni hablamos.
no, viajó antes de Navidad...
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