domingo, 17 de abril de 2011

Sobre la felicidad

Hay cosas que puede parecer que no dan felicidad, pero ayer me demostraron otra vez, que no es así. ¿Puede alguien sentirse feliz viendo como dos personas combaten?( por demás tengo que añadir que nadie sufrió lesiones importantes y creo que casi ni menores... Siendo así , creo que la cosa es matizable.) Disfrute como una enana viendo como dos personas entrenadas (unas mejor que otras) estudiaban a su rival, esperando unas atacando otras, con mejor o peor técnica. Me recordó a los enfrentamientos que en la naturaleza tienen los machos de casi todas las especies por territorio, clanes o lo que sea.  En lugar de parecerme violento y o atávico, me divertí, disfrute mucho...

domingo, 3 de abril de 2011

Las aventuras de Mowgli Me encanto, mucho mas de lo que esperaba.

porque no tiene que  cubrir de hojas nuevas y de flores un campo limpio y desnudo, sino llevarse y arrinconar los montones de cosas medio verdes que sobreviven y cuelgan aún, respetadas por el suave invierno, y hacer, de paso, que la tierra envejecida, pero no totalmente desnuda, vuelva a sentirse nueva y joven una vez mas.......
Hay un día en que todas las cosas parecen fatigadas, y hasta los mismos olores, al elevarse por el pesado aire, dijéranse que tienen algo de viejo, de harto usado. Es una sensación inexplicable, pero que se experimenta. Luego, llega otro día (y es de advertir que para la vista nada ha cambiado)en que todos los olores son nuevos y deliciosos, y , al sentirlos al Pueblo de la selva le tiemblan los bigotes hasta las mismas raíces, comenzando a caérseles los ijares del invierno en largos y sucios mechones. Entonces, si por casualidad llueve un poco, todos los árboles y matorrales, todos los bambúes, y musgos, y plantas de hoja jugosa, despiertan de sus sueños con unos rumores y un desarrollo súbito que casi podría decirse que se les oye crecer, y por debajo de todo esto corre día y noche otro rumor, una especie de profundo zumbido. Es el susurro de la primavera; algo que vibra en el el aire, y que no es el ruido de las abejas, ni del agua que cae, ni de viento en las copas de los árboles, sino la especie de arrullo del mundo que se siente feliz.
del "Libro de las tierras vírgenes" Rudyard Kipling Nobel de Literatura1907